viernes, 16 de julio de 2010

Teoría o Práctica

Hace una semana presencié un hecho llamativo. No se trató de alguna hazaña espacial, como "traer de regreso a la Tierra" al transbordador Discovery, ni tampoco fue un acto político de proselitismo en los suburbios de mi ciudad.Parece mentira, pero estas cosas ya no nos sorprenden...
Mientras viajaba en uno de los trenes del Subterráneo de Buenos Aires, un verdadero desfile de vendedores ambulantes hacia gala de un amplio surtido de productos. Porta-documentos de plástico, linternas descartables, pilas alcalinas, chocolates y naipes españoles se ofrecían "sólo por hoy" y a "precios increíbles". Pero en medio de todo aquello, ingresó un niño menudo y de apariencia triste; alguien que en mi país es denominado como "chico de la calle" (título que, por supuesto, jamás buscó obtener...).
Ofrecía calendarios de bolsillo con una ilustración infantil al dorso. Pero mientras hacia su recorrido por el vagón, un hombre ingresó y a viva voz comenzó a vender un "trompo luminoso". El pequeño detuvo su tarea y se quedó quieto, observando con ojos de asombro aquel juguete. Cuando el vendedor concluyó su demostración, una señora de condición humilde lo llamó, le pagó por el producto y se lo entregó al niño como un obsequio (¡me ganó de mano!). La sonrisa del "pibe" iluminó la tarde de muchos, y el gesto de aquella mujer logró "arrancar" más de una lágrima de emoción entre los que estábamos allí.
¡Es tan fácil perderse en teorías! ¡Es tan común discutir sobre lo que "debería hacerse" para mejorar nuestra sociedad... y no hacer nada al respecto!
La cobardía suele refugiarse detrás de grandes discursos y tratados sociales, mientras que la valentía convive con aquellos que se animan a "ensuciarse" con la vida, arremangándose para realizar pequeñas acciones que terminan hablando más que sus palabras.
Las teorías no sirven para nada, si no se llevan a la práctica. Es increíble, pero día a día se pierden inimaginables posibilidades de brillar y generar cambios.


¡Detengamos esta situación!



Sería triste perderse en las palabras y derrochar el tiempo en juegos dialécticos estériles. ¡Ahora es el momento para la acción! ¡Es el tiempo de llevar a la práctica los "pequeños" grandes planes! Como lo hizo aquella mujer en el tren al demostrar un poco de amor hacia ese niño pequeño. Como podemos hacerlo usted y yo a partir de hoy.


Cristian Franco

martes, 29 de junio de 2010

El hombre que cayó en un hoyo

Muchas veces en nuestras vidas nos hemos sentido como si hubiéramos caído en un hoyo y en uno muy profundo; pero este hoyo no necesariamente se debe de interpretar de forma literal. Este hoyo puede estar en lo más profundo de nuestro ser que no sólo se puede originar porque estamos inmersos en problemas o porque tenemos una vida desordenada o porque hemos cedido ante las tentaciones; podemos sentirnos atrapados a pesar de que llevamos una buena vida porque sentimos que no tenemos la felicidad suficiente, sentimos que algo nos falta y ese algo es fundamental para seguir viviendo. Es un hoyo, un vacío que va creciendo cada vez más porque no encontramos como salir. Nosotros como ser humanos estamos en la búsqueda para llenar ese vacío, ese espacio libre que varias veces es asfixiante porque no sabemos que poner en él. Por eso, vamos por el mundo, vamos por la vida buscando, averiguando la respuesta que no haga libres; esa libertad que es tan ansiada, nos podemos sentir tan atrapados con nuestras vidas, que muchas veces nos llevan a soluciones tan desastrosas porque ya no encontramos la suficiente fuerza para seguir viviendo.

Buscamos la solución es todos lados, la buscamos en todas partes; podemos refugiarnos en diversas religiones que no siempre brindan el suficiente consuelo que necesitamos. Por ejemplo, el budismo nos enseña a aceptar los problemas porque para buda todo es dolor y debemos aprender a vivir con ello ¿¡qué injusto suena eso no!? Pues sí es muy injusto, como este hombre en el video que en su vida pasaron muchos hombres y le dieron infinidad de consejos, pero no lograba salir, es decir, ninguno de ellos le sirvió para poder ser libre. A veces escuchamos a las personas decir “la vida es injusta”, “así es la vida”. Pero por qué, déjenme decirles que la vida no debe ser sinónimo de tristeza o de injusticia, nuestra vida puede ser tan feliz como la queramos, es que muchas veces nos refugiamos en los lugares equivocados.

Son varias las personas, mejor dicho somos todos los que buscamos sentirnos amados, cuidados, sentirnos protegidos; queremos que alguien se preocupe por nosotros en todo momento, en todo lugar y en toda circunstancia. Por eso, creemos que lo encontraremos buscando a nuestra pareja y vamos por el camino buscar a personas que nos llenen, buscamos a personas que nos amen porque sentimos ese vacío, ese algo que no nos deja en paz. Pero les tengo que dar una terrible noticia, a pesar de que encontremos a la pareja perfecta, ese vació no desaparece. Porque no hay ser humano que sea capaz de hacernos sentirnos tan amados, que nos cuide las 24 horas del día, que este pendiente de nosotros, que sepa cuando estamos tristes o alegres sin la necesidad de decírselo, que llore con nosotros en los momentos más difíciles ¡no hay hombre, ser humano en esta tierra que nos dé un abrazo cuando más necesitemos y que será cuando menos lo merecemos! Pero hubo un sólo hombre, sólo hay un ser, sólo hay alguien que puede cubrir eso, sólo hay un camino que nos lleva a la felicidad: Jesús.

No hay persona en el mundo que nos pueda llenar de tanta felicidad como lo hace Dios; sólo ÉL nos conoce sin que ni siquiera hayamos dicho una palabra. Él nos promete vida eterna y en abundancia, Él nos sirve como luz en nuestros caminos, Él es el agua que hace que nos sentimos como ríos de agua viva, sólo en ÉL podemos encontrar la felicidad, nadie más nos amó de tal manera que entregó su vida por nosotros, la entregó a pesar de que nos no conocía, la entregó no sólo por los que creían en él, sino también por los que creerían en él. Es increíble que alguien nos amé de esa manera sin siquiera conocernos. Sólo él pudo de ser capaz de ese sacrificio. Él se metió al hoyo sin importarle si se ensucia, si queda herido, si muere, sólo le importó que estemos a salvo; gracias a Jesús podemos encontrar salvación en nuestras vidas. ÉL es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29) porque pone su vida para luego tomarla; nadie se la puede quitar porque él la da voluntariamente, sólo él tiene poder para ponerla y recuperarla (Juan 10:18-19). Si entregamos la vida a Cristo en él encontraremos refugio, amor y consuelo; todo lo que necesitemos lo encontraremos en él. Sólo con ÉL podemos decir ¡soy libre!, sólo en Él podemos encontrar la paz que siempre buscamos. Porque ÉL se metió al hoyo y nos sacó.

Andrea V.

El Monte Gólgota o Calvario

Solo Pido de Fuego Líquido

Luego de más de cinco años, la banda Fuego Líquido con nuevas voces, nuevos integrantes pero sobre todo una nueva visión: Tocar el corazón de aquellos que escuchan su música.
"Es nuestro anhelo que cada persona que escuche este disco pueda sentirse parte de cada letra y pueda tener un momento de reflexion con Dios y no solo eso si no que pueda sentirse abrazado por el".


Es asunto de escoger

Al inicio de mi clase de las 8:00 a.m. un lunes en la Universidad de Nevada en Las Vegas (UNLV), alegremente le pregunté a mis estudiantes cómo habían pasado su fin de semana. Un joven me dijo que su fin de semana no había sido muy bueno. Le habían extraído su muela del juicio. El joven procedió a preguntarme por qué siempre parecía tan feliz. Su pregunta me recordó algo que había leído en algún lado antes: "Cada mañana que nos levantamos, podemos escoger cómo queremos enfrentar la vida ese día". Le dije al joven: "Escojo estarlo".

"Déjeme darle un ejemplo", continué. Los otros sesenta estudiantes en la clase dejaron su tertulia y comenzaron a escuchar nuestra conversación."Además de enseñar aquí en la UNLV, también lo hago en la universidad comunitaria en Henderson, a unas diecisiete millas de donde vivo, por la autopista. Un día, hace algunas semanas, conduje esas diecisiete millas hasta Henderson. Salí de la autopista y me dirigí hacia la calle de la universidad.

Sólo tenía que conducir otro cuarto de milla por esa calle para llegar a la Universidad. Pero justo entonces, se me paró el auto. Intenté darle ignición de nuevo, pero el motor no arrancó. Así que puse mis luces tintineantes, tomé mis libros y me encaminé hacia la universidad". "Tan pronto como llegué, llamé a la Asociación de Automovilistas de los EUA (AAA) y les pedí que me enviase una grúa. La secretaria en la oficina del director me preguntó qué había pasado. Este es mi día de suerte", contesté sonreído. "Su auto se descompone y ¿hoy es su día de suerte?" Ella estaba sorprendida. "¿Qué quiere decir?" "Yo vivo a diecisiete millas de aquí", le contesté. "Mi auto pudo haberse descompuesto en cualquier lugar de la autopista. No lo hizo. En vez de eso, se descompuso en el lugar perfecto: a la salida de la autopista, a una distancia que yo pudiera caminar hasta aquí.
Todavía puedo dictar mi clase, y he podido hacer los arreglos para que la grúa me encuentre después de clases. Si mi auto debía dañarse hoy, no pudo haber pasado de mejor manera". Los ojos de la secretaria se abrieron por completo y luego sonrió. Le sonreí de vuelta y me dirigí hacia el salón. Así terminó mi historia a los estudiantes de mi clase de Economía en UNLV. Observé los sesenta rostros en el salón. A pesar de lo temprano de la hora, nadie se había dormido. De alguna manera, mi historia los había tocado. O tal vez no fue la historia en absoluto. De hecho, todo había comenzado con el comentario del estudiante de que me veía alegre.
Un sabio dijo una vez: "Quienes somos habla más alto que cualquier cosa que podamos decir". Supongo que así debe ser.

Lee Ryan Miller

HOY ELIJO SONREÍR A LA VIDA


La Villa de Betania

viernes, 18 de junio de 2010

Las Respuestas de Dios

La semana pasada en mi clase de discipulado, todos recibimos la noticia de que un hermano nuestro dejaba la clase, pero no sólo dejaba la clase sino también dejaba de creer en Cristo, según se dio cuenta de que todo era un engaño porque él le estaba pidiendo algo a Dios y no se lo dio; es curioso que cuando no recibimos algo actuamos de esta manera. Justo ese sábado estábamos hablando sobre la oración y las respuestas que podemos recibir de Dios; entonces Fabricio, un chico de la clase, comentó acerca de las tres respuestas que podemos recibir de nuestro Padre; un “si”, un “todavía no” y “tengo algo mejor para ti”. Esta última parte me sorprendió, yo siempre creí que Dios también tenía un “no” para nosotros. Yo creo que no sólo a mí sino también a todos los de la clase nos cambió la manera de ver cómo Dios actúa en nuestras vidas.
De las tres respuestas la que más me llamó la atención fue “tengo algo mejor para ti”. Hay muchas veces en que nos encaprichamos con algo y creemos que eso va hacer lo mejor para nosotros; y como Dios nos ama tanto, nos tiene que dar lo que queremos. ¿Pero realmente eso es así? Casi siempre creemos en las cosas del mundo y creemos que ellas nos pueden hacer feliz. Según Santiago (4:3), pedimos mal porque pedimos de acuerdo a los deleites del mundo. Debemos recordar que nuestros parámetros de cómo vemos el mundo y cómo actuamos con él es muy diferente al parámetro divino, pues amar al mundo y las cosas del mundo es lo mismo que amar las cosas que Dios aborrece (1 Jn. 2:15).
Él como nuestro Padre siempre quiere lo mejor para nosotros, Él nunca nos dará algo cuando sabe que hay algo mejor para nosotros. Dios nos dice “clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3). Aquí nuestro Padre no nos promete pequeñas cosas sino grandes cosas, no nos promete cosas que conocemos, como lo es el mundo, sino nos promete cosas ocultas que son las cosas de Dios; Él nos promete algo mejor, no nos dice no porque Dios está lleno de misericordia. Si hay algo que queremos y se lo hemos pedido a Dios, pero no se ha dado es porque de seguro nuestro Padre nos está preparando algo mucho mejor para nosotros, y que absolutamente asombrará nuestra vida.
“Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero” (1 Jn. 4:19).
Andrea V.
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miércoles, 16 de junio de 2010

Lo Nuevo...

De Ada y Renato: Asombras mi Vida

Este dúo peruano viene trabajando desde el 2000; en el 2010, nos traen su nueva produccción con su nuevo sencillo:Asombras mis vida. Ellos actualmente congregan en la Iglesia Bíblica Emmanuel de San Isidro - Lima.

Haz click en la imagen para escuchar la canción

martes, 15 de junio de 2010

¿Cómo es un amigo?

"Un amigo es siempre afectuoso y en tiempo de angustia es como un hermano"
(Proverbios 17:17)



"Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos"
(Jn 15:13)

Sandy y Ericka : gracias por su amistad

Si él no bajo de ahí, fue por amor